La realidad nos pega duro a veces y nos obliga a reaccionar, a organizarnos y buscar una salida a lo que nos apremia. Como país, como habitantes en este lugar del mundo, como producto de nuestra historia, reflexionamos y actuamos. Luego de décadas de ser el proyecto piloto del capitalismo neoliberal, la desigualdad, el deterioro ambiental, la inequidad en el acceso a la salud, la educación, la vivienda, la desesperanza frente a la jubilación, nos remeció las conciencias y nos llamó a tomar las calles, espacios de trabajo y conversaciones para decir basta. La pandemia, que nos obligó a distanciarnos luego de haber dado ese salto a lo colectivo, solo hizo más evidente la desprotección.
La vereda institucional ofreció la vía de la Convención constitucional para reunir las nuevas visiones y normas para un país que responda a sus urgencias, que ofrezca garantías a sus habitantes. Mientras tanto, el resto de los espacios sigue disputándose entre agendas más o menos transformadoras, pero hoy, ad-portas de la elección presidencial, un programa amenaza incluso con retroceder en garantías que parecíamos tener aseguradas.
Este panorama ha hecho que muchos sintamos temor, pero este miedo en vez de paralizar, debe movilizarnos. Atravesamos una época donde necesitamos cambios, donde las demandas que se escucharon en las calles deben corresponderse con espacios de construcción. Debemos por ejemplo, desde nuestros espacios privados y colectivos cuidar de nuestros abuelos y abuelas, al mismo tiempo que en el espacio institucional debemos demandar nuevos y mejores sistema de seguridad social. Debemos reunirnos y aprender juntos a cuidar el suelo y el agua, mientras vigilamos y denunciamos a quienes contaminan y mientras supervisamos a quienes hacen las leyes para protegerles.
El llamado desde El Árbol es, a una semana de las elecciones presidenciales, a tomar decisiones informadas, a cuestionar las propuestas, a elegir pensando en un bien común, a estar presentes, atentos y atentas, a re-conocernos, actuar y construir en lo individual y sobre todo en lo colectivo. Si hoy nos sentimos amenazados, actuemos para construir y sentirnos esperanzados.