En el contexto del proyecto Promoviendo la visibilización, empoderamiento y profesionalización de Recicladores de Base, del fondo Chile de todos y todas del Ministerio de desarrollo Social, Fundación El Árbol gestionó la firma de convenios entre instituciones y recicladores de base.
Las y los recicladores de base forman parte de la economía informal y durante varios años han luchado por el reconocimiento social de su trabajo a pesar de que hasta ahora han sido los responsables de la tasa más alta de recuperación de material reciclable en el país. En el último estudio de la OCDE, Chile se ubica en el penúltimo lugar en cuanto al índice de reciclaje con tan solo un 4%, no obstante, el 60% del total corresponde al trabajo de las y los recicladores. Además, se estima que la labor de las y los recicladores, que serían unos 60 mil a nivel nacional, recuperan 120 toneladas mensuales de materiales reciclables.
A pesar del aporte ambiental de su trabajo, los trabajadores del reciclaje no reciben pago por el servicio completo que entregan. En general, se ven en las calles recolectando y transportando material, no obstante, eso es solo una parte su trabajo, luego en el lugar de acopio, clasifican, limpian y enfardan para luego vender, en muchos casos, a intermediarios que fluctúan los precios dependiendo de los kilos de material reciclable que cada reciclador puede entregar.
Adriana y Petronila del Sindicato de recicladores El Esfuerzo de Chiguayante.
De este modo, las y los recicladores de base se encuentran en un constante estado de vulnerabilidad, ya sea porque no pertenecen el sistema formal de trabajo, no cuentan con la infraestructura y capacidad para acceder a precios de venta directa con las empresas recicladoras o porque su trabajo no es reconocido ni pagado y solo dependen de la venta de los materiales recolectados. Si bien en los últimos años con la implementación de la Ley REP se ha avanzado en la profesionalización de las y los recicladores, en la región del Biobío no existe ninguna agrupación de recicladores contratada o que reciba pago por servicio de retiro de material reciclable en ninguna municipalidad o por parte de alguna oficina gubernamental, es decir, en la región se paga por enviar basura a los rellenos sanitarios y no por un servicio de reciclaje popular que además ahorra dinero municipal por desviación de residuos a los rellenos sanitarios.
Con la finalidad de organizar y empoderar a las agrupaciones de recicladores de base de la región, el año 2016 se formó la Asociación gremial de recicladores de base como parte del proyecto Formación y empoderamiento de recicladores, ejecutado por El Árbol y financiado con el Fondo de Fortalecimiento Organizacional, Gobierno Regional. En esa misma línea, el año 2019 fundación El Árbol implementó la encuesta Promoviendo la visibilización, empoderamiento y profesionalización de Recicladores de Base, del fondo Chile de todos y todas del Ministerio de Desarrollo Social, que plantea como objetivo describir las condiciones sociales, económicas y laborales de las/os recicladores encuestados.
Conscientes de que los recicladores también necesitan acciones concretas a corto plazo para mejorar sus condiciones laborales, fundación El Árbol gestionó la firma de convenios para que dos recicladoras realicen retiros de materiales reciclables con pago mensual por su servicio. Desde diciembre, Pamela Becerra del Sindicato Temístocles Rojas, comenzó a retirar los residuos de Casa Colectiva, un espacio de colaboración social que congrega a distintas organizaciones de la región. Por otro lado, la sra. Bernarda del sindicato Biobío hace los retiros en el edificio Cochrane, con quienes ya lleva seis años trabajando, pero desde hace un mes comenzó a recibir remuneración por su servicio. En su caso, tuvo que enfrentar una nueva amenaza para los recicladores – los emprendimientos de reciclaje – emprendimientos que presentan como novedad hacer retiros de reciclaje y que en el fondo pretenden hacer el mismo trabajo que los recicladores han hecho por décadas, pero que por la falta de recursos no han permitido acceder a herramientas de marketing y mejor equipamiento. Por fortuna, el compromiso y responsabilidad de la sra. Bernarda superó la gestión de la empresa y el convenio se presenta como una reafirmación al compromiso de su trabajo. Para ambas recicladoras la firma del convenio significa la primera vez que reciben pago por el servicio completo que entregan
En El Árbol esperamos que más comunidades y entidades se sumen al reconocimiento del reciclaje popular pagando por su servicio y no solo entregando el material reciclaje a modo de donación, con el fin de fortalecer una parte importante de la economía circular que por años ha recorrido las calles de nuestras ciudades y que en muchas ocasiones ha sido opacado por prejuicios y falsas soluciones. La invitación es a hacer eco de lo que en varias ciudades de Latinoamérica gritan: “Reciclaje sin recicladores es basura.”